Jose Aquiles Virelles, trovador santiaguero con raices profundas en su tierra (+video)

Entrevista con el trovador Jose Aquiles Virelles de Santiago de Cuba donde nos acercamos a su cara más íntima y sus proyectos.

Trovador santiaguero, integrado al Movimiento de la Nueva Trova desde 1974, autor de música para piezas teatrales y danzarias, agrupaciones vocales y obras audiovisuales.

Trova desde el año 1974 cuando comenzó a trocar en versos y guitarras todas sus experiencias de vida. José Aquiles integra esa generación de cantautores santiagueros como Augusto Blanca, Ramiro Gutiérrez, Rafael Quevedo, René Urquijo o Ciro Botalin, quienes desde mediados de la década del 70 dieron vida por aquellos lares a esa manera nueva de concebir la trova.

Es fundador del Grupo Identidad en los años 80 y de las Noches Culturales de la Calle Heredia. Por esa misma época, comienza su trabajo profesional con el Cabildo Teatral Santiago, componiendo música para esta manifestación artística.

Es el autor de la banda sonora de varios documentales y de la música del ballet folclórico Ercili, dirigido por el prestigioso maestro Jorge Lefebre junto al Ballet Royal Wallonie de Bélgica y los Folclóricos Cutumba y Oriente. Además, formó parte del grupo Muralla y el cuarteto Proposición 4, Eva Griñán, José Limia y Miguel Guilarte.

Sus canciones y sus discos

Por tu sonrisa (1996), Ponle mira a la canción (1983); Antología Nueva Trova, Volumen 3 (1985) y La nueva canción en Santiago (1986).

Desde inicios de este siglo Aquiles logró formar su propio estudio donde se propuso grabar no solo su obra más reciente en discos como Vivir tranquilo, Antología Vol. 1 y Antología Vol. 2.

En su rol de productor independiente contribuye a salvar interesantes proyectos musicales de su provincia. Su disco A conquistar otro camino, se asoma al panorama de la trova cubana desde una lírica imbatible y personal; respira el sustrato legendario de la tierra de Heredia y Matamoros.

Cerca de cuatro décadas de fidelidad a la guitarra resuman en la rigurosa selección, con títulos claves de su trayectoria (Empeño, Amores que se fueron), mientras el universo de calles zigzagueantes y barrios populares, da paso al duro ascenso interior (Cantarle a la ciudad, Palabras para el fin de una jornada).

Su canción Desnuda tiende puentes a la poética de Será y Mira, que ganaron para su autor, el segundo lugar y gran premio en el concurso de música cubana Adolfo Guzmán de los años 2000 y 2002, respectivamente.

Convertido en trovador:

Yo era novio de una muchacha de Manicaragua, en Villa Clara, con quien después me casé y es la madre de mi primer hijo. En uno de esos ires y venires de La Habana a Santa Clara, alguien me avisó que por allá estaban evaluando para formar parte del Movimiento de la Nueva Trova, en el año 1974.

Eran lo que hoy se llamarían audiciones o evaluaciones y para mí, quedar como miembro activo del Movimiento, significó un honor tremendo. Me había convertido en trovador.

Principal cualidad para un trovador:

La sinceridad y el desenfado con que defiende su canción. A cada uno de nosotros toca una cuota de defensa y de estar acorde con el momento que vive.

Su permanencia y amor por Santiago de Cuba:

Lo que ocurre conmigo es que decidí permanecer en Santiago a expensas de lo que acarrease. No porque no pudiera irme, mi esposa es de La Habana y ninguno de mis cuatro hijos está aquí.

Soy un hombre que tengo principios y aprendí a defenderlos, con criterios, con profundidad. Porque el primero que tiene que creerse toda esa historia soy yo, aunque no sea popular y los grandes medios no me pongan.

Aquí el que no sale por la televisión nacional no lo conoce nadie. Sin embargo, cuando llego a La Habana, los trovadores enseguida me invitan a cantar y si un director de televisión se entera, me llama.

Pero eso no pasa todos los días porque no puedo ni quiero ir todos los días a La Habana. Si todos nos vamos a la capital, ¿quiénes se van a quedar aquí para contar lo que pasa?

Soy uno de los tantos que se quedó en Santiago para defender lo que haga falta desde aquí. Para mí Santiago es lo máximo. La ciudad siempre va a estar en mis canciones. Aunque deje de vivir un día en Santiago, cosa que dudo, voy a sentir la necesidad de componer con ese apego a la tradición, a esa manera de tocar la guitarra de la vieja trova santiaguera.

Muchos de mis temas tienen que ver con personajes, con amores, con estos balcones, con la serenata de mis tiempos de juventud, con la bohemia.

Permanencia de la trova:

Creo que, como dice la canción, la trova es inmortal. Forma un eslabón indispensable en la cadena de la música cubana y eso no se va a perder nunca. Pasarán de moda los trovadores, pero hay canciones que quedan para toda la vida.

El talón de Aquiles de Aquiles:

Si la virtud que más respeto es la sinceridad, entonces lo que más me afecta es la traición, la mentira. Ahí está mi punto débil.