
El Desfile del Fuego, con la participación de las delegaciones de países hermanos de la región, volvió a ponderar a México, pues la fiesta está consagrada a las celebraciones mexicanas de la vida y de la muerte.
Las principales autoridades del territorio ocuparon espacio en el portal del antiguo Ayuntamiento y los organizadores de la fiesta, tal y como estaba previsto, entregaron el Premio Internacional Casa del Caribe al sistema de salud de Cuba, en medio de la ceremonia encabezada por Juan Martén, Sacerdote de Ifá.
Cuando las cenizas del Diablo se las lleva el viento, o van a parar a las aguas casi quietas de la bahía de Santiago de Cuba, habrán transcurrido siete días desde la inauguración en el “Heredia”, con las palabras de Orlando Vergés, director de la Casa del Caribe, y del Excmo. Sr. Miguel Ignacio Díaz Reynoso, Embajador de México en Cuba, y el laureado periodista Reinaldo Cedeño, argumentara porqué Pedro de la Hoz González recibía esa tarde el Premio Internacional Casa del Caribe, todo en medio de una gala artística, dirigida por Reynaldo López.
Nexos entre universidades de Santiago de Cuba y Aguascalientes, hermanamiento entre las dos ciudades; un conocimiento mayor sobre la catrina, símbolo artístico y cultural de la muerte en México; la familia Donato León y el propio Juan Carlos Donato Díaz asistieron al Salón Internacional del Caribe, en la Galería Oriente, y hasta premiaron.
Ha sido una semana intensa, con la participación de alrededor de 400 invitados de unos 15 países (casi 200 de México), además de otros 2 000 artistas cubanos, portadores y reproductores de la cultura popular tradicional, representativos de varias regiones cubanas y los municipios de esta provincia.
El jurado del Salón: Eddy Ochoa, Tania García Lescaille y Ena Cecilia Sainz, de Cuba, y Cecilio Sánchez Fierro y Juan Carlos Donato, de México, premió de entre 52 obras seleccionadas de más de 70 presentadas, a “Un son del Caribe”, de Roberto Vázquez de la Fe, de Cuba.
Alrededor de 13 talleres, entre estos, los de religiosidad popular, cine caribeño, artes plásticas, estudios literarios, rumbos del teatro caribeño, arqueología del Caribe, danza y percusión cubana y del Caribe, oralidad… completaron un programa científico abarcador.
Lo más importante fue el Coloquio El Caribe que nos une, en el “Heredia”, con el III Congreso Mundial sobre la muerte, inaugurado con las palabras del Dr.C. Carlos Lloga Domínguez, de la Casa del Caribe, y de la Dra. Patricia Ledesma Bouchan, de México.
La Catrina, emblema mexicano de las celebraciones del Día de Muertos, se difundió por toda la ciudad, y surgieron aquí muestras pequeñas, medianas y grandes de los altares, y exposiciones como las del Centro Cultural Prat Puig, la Maqueta de la Ciudad, el Museo de Ambiente Histórico, la antigua Galería de Arte Universal…
La tarima central, en un lateral del Parque Céspedes y como medidor, ha sido de los sitios de mayor afluencia de público, con galas dirigidas cada día por Eliades Quesada y varios conciertos, como los de la orquesta camagüeyana Cuban Music, el folclórico Abure Eye, la Gran Familia, de Ciego de Ávila, la orquesta Karachi…
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