
Intérpretes, productores y catedráticos enjuician el controvertible género internacional que ha despertado interés de figuras de todas partes del mundo.
Cuando el reloj marcó las 10:00 p.m. de aquel 5 de mayo de 2018 en el Centro de Convenciones de Puerto Rico, en San Juan, era evidente que algo había cambiado a nivel musical en el país.
Aglutinadas y de pie unas 20,000 personas -incluyendo preadolescentes, jóvenes y adultos- gritaban con fervor en el amplio salón del recinto reclamando la presencia del ídolo del momento. “¡Bad Bunny! ¡Bad Bunny! ¡Bad Bunny!” era el nombre que repetían con entusiasmo.
En solo minutos, el rugido hizo efecto y apareció el artista en el centro del escenario brincando y cantando con una energía envidiable el tema “Chambea”, un desafío callejero en la que crítica a los envidiosos. “Chambea, jala, cabr… ya no te quedan balas. Yo siempre picheo, enrolo otra vez”, cantaba el artista, mientras miles coreaban el tema, cuyo vídeo subió a la plataforma YouTube el 1 de diciembre de 2017 y ya sobrepasa 240 millones de visualizaciones.
Esa noche, Benito Martínez Ocasio, nombre del artista puertorriqueño de 24 años, no estuvo solo en tarima. Le acompañaron desde veteranos hasta emergentes figuras del género urbano como Wisin, Yandel, Daddy Yankee, Nicky Jam, Arcángel y De La Ghetto, así como J Balvin, Ozuna, Almighty, Miky Woodz, Bryan Myers y Ñengo & Darel, entre muchos otros intérpretes, quienes se han unido a su denominada “nueva religión”.
Pero más que el simple apoyo al “Conejo Malo”, la mezcla entre esa vieja y nueva escuela del género apuntaba a un pase de batón. Lo que sonaba esa noche no era reguetón, era otro ritmo que hacía a los jóvenes más que bailar, escuchar. Cantaban con sus brazos en alto, moviéndose tímida y sensualmente o brincando sin dejar de corear las canciones. Esa noche, en aquel concierto, se revelaba lo que llevaba tiempo pasando en la escena musical del país, pero quedó expuesto de forma evidente. El trap había alcanzado su momento.
De Atlanta a Puerto Rico
Surgido en la ciudad de Atlanta (Georgia, Estados Unidos) en la década del 1990, el trap es una música explícita de alto contenido violento, que hace alusión al tráfico de drogas y al ambiente callejero. Su nombre proviene del “trap house”, como se denomina en algunos lugares de Estados Unidos a los sitios que se utilizan para almacenar armas y drogas.
A nivel musical, el trap se caracteriza por una estética más oscura que, por ejemplo, el reguetón, cuya potencia sonora invita al baile, a la fiesta. Ese sonido contagioso fue el que precisamente llamó la atención de varios exponentes de música urbana en Puerto Rico, como Arcángel y De La Ghetto, quienes para el 2005 e influenciados por la escena de rap americano, comenzaron a experimentar con el trap, pero sin mucho éxito, ya que el reguetón se encontraba en pleno apogeo.
El primer tema de trap latino -como se le conoce al trap nacido en Puerto Rico- fue “El pistolón”, canción grabada en el 2009 por Arcángel, Yaga & Mackie, Randy y De La Ghetto. La canción, en ese entonces, no tuvo la acogida esperada.
“Pa’ ese tiempo la gente no estaba tan adelantada en Puerto Rico y eran bien poquitas personas como Arcángel y yo los que estábamos metiéndole al trap porque teníamos esa influencia americana, ya que los dos veníamos de Estados Unidos. Cuando yo empecé a hacer estos ritmos y estas canciones a la gente le gustaba, pero los artistas en Puerto Rico todavía no sabían cómo escribir encima de una pista de esas porque pa’ ese tiempo no todo el mundo tenía YouTube y no todo el mundo tenía dinero pa’ comprar música. Ahora, se ha convertido en un movimiento grande porque hay un movimiento de artistas y un movimiento de fanáticos gracias a internet, a YouTube y a las redes sociales. Pero para ese tiempo que nosotros empezamos con el trap no existían esas herramientas”, explicó Rafael Castillo, artísticamente conocido como De La Ghetto.
El rapero identificó que el trap comenzó a alcanzar popularidad en el país para el 2012 en la escena de música independiente, con propuestas como Füete Billete y Alvarito Díaz. Pero los que escuchaban el ritmo en ese momento eran “los de la IUPI, los de Mayagüez”. “La gente en los caseríos y en los barrios no estaban todavía con ese ‘flow’. Hasta que vino la otra nueva ola con Anuel AA, Bryan Myers, Anonimus, que comenzó a explotar más en los barrios y en los caseríos. Ahí fue que vino (DJ) Luian y montó el tema ‘La ocasión’, que fue el primer tema de trap en la lista de los Billboard y el primer tema de trap en programarse en radio”, precisó De La Ghetto sobre el sencillo que grabó en el 2016 con Anuel AA, Arcángel y Ozuna, y que se convirtió en el primer éxito internacional de lo que hoy se considera trap latino.
Trap Latino
Jorge Fonseca, senior director del Departamento de Artistas y Repertorio de Sony Music Latino, viajó a Puerto Rico en el 2015 para estudiar el movimiento de trap que se estaba desarrollando en la isla. Lo primero que observó, en ese entonces, es que había una necesidad de las nuevas generaciones por un sonido que no fuera el reguetón, el cual estaba saturado en el mercado.
Eso lo comprobó cuando acudió a un concierto de trap en la isla donde descubrió que jovencitos de 13 a16 años se sabían las canciones de “traperos”, cuyos temas no tenían difusión radial y que no contaban con apoyo del mercado. “Eso fue verdaderamente ver la calle hablar. Eso es ver lo que viene, el futuro”, contó.
Fonseca también se percató que había una diferencia entre el trap que se hacía en Estados Unidos y el que se hacía en la isla, y era la temática de sus canciones. Mientras que en Estados Unidos eran líricas sobre drogas y armas, en Puerto Rico se agregaba lo sensual y sexual con líricas explícitas. Esa diferencia, dijo, abrió la puerta al mercado femenino que no se sentía identificado con las letras de armas y drogas, pero sí con temas sensuales y sexuales. Esa diferencia marcó y definió lo que hoy se conocecomo “trap latino”.
Lo marginal y lo rebelde
“Esto no es un género que salió de una urbanización de niños ricos, esto es un género musical que, tanto en Estados Unidos, como en Puerto Rico, viene del bajo mundo”, estableció el rapero Austin Santos, conocido artísticamente como Arcángel, al momento de hablar sobre los orígenes del trap y el reguetón en el país.
Precisamente por venir de lo marginal es que tanto Arcángel como De La Ghetto entienden que este ritmo ha sido condenado por un sector de la sociedad. Ese rechazo no es algo nuevo. En la década del 90, la fenecida senadora y artista Velda González trató de prohibir el reguetón en el país cuando todavía era un género “underground”. La salsa y el rock, en tanto, también fueron condenados en su momento por su contenido callejero y sexual. Todo eso lo saben los raperos, quienes coinciden en que si hoy en día el reguetón y el trap han alcanzado éxito se debe al apoyo que han recibido de un público diverso, pero principalmente de una audiencia de clase alta que consume esta música.
“El trap y el reguetón pegaron en la calle, pero los que llevaron esa música a otro nivel fue la gente de la alta sociedad. Por ejemplo, los americanos blanquitos, esos de mamá y papá, esos son los que más compran ‘gangster rap’. ¿Por qué? Porque no vienen de la calle y al no venir de la calle ellos quieren vivir una ilusión y un sueño y al escuchar esta música viven esa película”, compartió De La Ghetto.
Arcángel agregó que el éxito que han tenido muchos de los músicos de la hoy llamada música urbana se debe precisamente a todas las experiencias que han vivido en sus comunidades. “Si yo me hubiera graduado de un colegio quizás no hubiera tenido éxito como rapero porque hubiese carecido de ese sufrimiento que es lo que me convierte en el rapero que soy. Si hubiera venido de esos colegios quizás yo hubiera sido abogado u otra cosa porque desde pequeño hubiese tenido esa oportunidad, pero eso no fue lo que pasó, por eso soy rapero o tú crees que hay montones de chamaquitos riquitos que quieren ser raperos. No. Ellos no tienen esa necesidad”, comentó.
Precisó que, gracias al trabajo de todos los raperos del país, a su “profesionalismo y disciplina”, hoy su música se escucha en todas partes del mundo, logrando trascender idiomas y clases sociales. “Por algo los conciertos se llenan, porque está todo el mundo consumiendo, ya no es solamente la persona del bajo mundo”. Eso quedó evidenciado la semana pasada cuando el gobernador Ricardo Rosselló le pidió por Twitter a Bad Bunny que abriera una tercera función de su concierto en Puerto Rico, lo que levantó diversos comentarios y controversias, tanto a favor como en contra.
Pero para Fonseca, de Sony Music Latino, la razón para el éxito del trap latino se debe a que los jóvenes han encontrado en este ritmo una forma de rebelarse y protestar ante las situaciones sociales que los aquejan. En un mundodonde los gobiernos se están inclinado nuevamente hacia un conservadurismo que defiende valores familiares tradicionales y religiosos, no es de extrañar esta rebeldía.
“Lo veo como una forma de protestar por las situaciones que están pasando, como una rebelión”, opinó para luego recordar que otra de las razones para el éxito de este ritmo es que no ha necesitado de la radio, pues se consume principalmente por internet, donde el público no es local, sino global.
Controvertible
Una de las críticas principales al trap es que sus canciones contienen letras misóginas y violentas. Para el rapero Arcángel esto no es algo exclusivo de este ritmo, sino que es parte de la “cultura musical sexual” que existe en Puerto Rico. Destacó que tanto la salsa, como el reguetón incitaban al sexo. La diferencia, estableció, es que el trap no deja nada para la imaginación, todo es explícito.
Tanto Arcángel como De La Ghetto clasifican el trap latino como un “trap romántico”. Pero para la catedrática Mabel Rodríguez Centeno, profesora de Humanidades de la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Recinto de Río Piedras, el trap se aleja de esa propuesta romántica, de ese amor esclavizante del siglo 19, para presentar canciones de satisfacción puramente sexual.
“El trap o este tipo de canciones tan sexualmente explícitas realmente a lo que se me parece, o con lo que yo lo emparento realmente es con el régimen pornográfico. De hecho, parecería que hay como un ‘soft porn’ en estas canciones”, dijo la profesora aludiendo a esa manera de consumo del placer.
“Le estoy dando una lectura a esto posheterosexual. Este no es un sexo para reproducirte. Este es un sexo de consumo, de placer inmediato, de gozadera, donde no hay compromiso emocional y ahí es donde yo veo la distancia con la cuestión romántica. Lo romántico que yo estoy interpelando es lo que tiene que ver con el pop o con la balada, que esa es una tecnología absolutamente heterosexual porque es el amor este tradicional, que es de pareja, complementario, que tiene como finalidad la familia para la manutención del régimen capitalista, ya sea burguesa u obrera. Y yo desde el trap no lo veo”, dijo Rodríguez Centeno,quien analiza este fenómeno musical desde una óptica transfeminista y posfeminista.
La antropóloga social Bárbara I. Abadía-Rexach, quien también es profesora en la Facultad de Ciencias Sociales de la UPR en Río Piedras, analizó, por su parte, que las canciones de trap latino, en general, son misóginas y violentas, mas esto no significa que porque una mujer las escuche esté sometida o no tenga decisión sobre sus cuerpos. El problema que observa es que el placer que se canta reproduce los discursos patriarcales y heteronormativos. Todo esto podría cambiar, opinó, si en vez de apuntar con el dedo hacia los cantantes de trap, por lo general de comunidades marginadas, también se responsabiliza al Estado.
“Criticamos el contenido de las canciones, pero, por ejemplo, no podemos añadir un currículo con perspectiva de género que ayudaría a que estos jóvenes tengan otra información. Vemos que hay un problema y la solución no es callar a Bad Bunny o a Ozuna, es cómo vamos a empoderar a los jóvenes”, expuso la experta.
“Creo que es parte de la estrategia del Estado racializar y establecer categorías para que parezca que la responsabilidad cae en grupos marginados. Pero por qué no nos pronunciamos sobre el tipo de experiencias de vida de esos jóvenes e incluso, por qué no nos pronunciamos críticamente sobre las injusticias y problemas sociales que nos aquejan. El Estado se escuda en estas puestas en escena para criticar, pero sin reconocer cuál es la responsabilidad que tiene y el contenido que produce”, agregó Abadía-Rexach, invitando a complejizar y observar desde una mirada crítica los debates que se han dado alrededor del trap.
Surgen nuevas voces
Basta escuchar algunas canciones de trap latino para percatarse que lo que predominan son hombres jóvenes cantando sobre mujeres, sexo, dinero y drogas. Las letras de estos exponentes reproducen las mismas masculinidades que se han visto en la salsa y el reguetón, según observó Heriberto Ramírez, gestor cultural y estudioso de las masculinidades.
Lo interesante, sin embargo, es que dentro del trap han surgido figuras como Villano Antillano y Kevin Fret, traperos abiertamente homosexuales que, como estableció Ramírez, han comenzado a combatir la homofobia en el trap, incluyendo otros discursos dentro del género. Otra propuesta que está sumando seguidores y seguidoras son Las Bellaqueens, un grupo de trap femenino, compuesto por tres jóvenes, quienes están hablando del placer femenino y de la importancia del sexo con protección.
“En verdad que hay cosas que están mal dentro del género. Hay hombres que están al garo. Nuestro flow no es promover lo que está mal, es promover que la mujer tenga poder, pero no promueve que maltrate ni le dé a nadie. Es hablar de la sexualidad femenina desde una voz femenina. Creo que la sexualidad en Puerto Rico es tabú y alguien se tenía que tirar a la calle a hablar del tema”, opinó Gala Mercer, una de las tres integrantes del grupo puertorriqueño.
Bad Bunny, aunque reproduce en sus líricas los mismos discursos dominantes, presenta una estética más fluida o queer, donde se pinta las uñas, usa micrófono de color rosa y estampado de flores, lo que era impensable hace una década en la música urbana. La profesora Sarah Platt, de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Arecibo -donde estudió Bad Bunny- comentó que esa estética del trapero rompe los esquemas y reinventa, aunque sea desde lo efímero, la masculinidad que predomina en el género.
Mientras surgen nuevos debates y controversias alrededor de esta nueva manifestación cultural, los traperos puertorriqueños y de otras partes del mundo siguen grabando canciones, vídeos y generando música con una velocidad sorprendente que sigue cautivando y provocando.
Por Mariela Fullana Acosta en https://www.elnuevodia.com